El capitán de Carabineros Carlos Villarroel a partir de su gran corazón y su genuina vocación de servidor público, transforma la vida de miles de niños y familias de uno de los sectores sociales más abandonados en la comuna de Quilicura. Va más allá de la noble función que le entrega su institución, y superando todo tipo de obstáculos toma en sus manos un problema social y lo transforma en una obra maravillosa que representa un gran signo de esperanza para Chile. Empuja y persigue su sueño hasta conseguir construir en el medio de uno de los sectores más vulnerables de Santiago un gran parque familiar que se transforma en un "oasis" para miles de familias que no tenían un lugar digno y seguro para la convivencia y recreación de sus niños. Cambia completamente la relación de Carabineros con la comunidad. En lugar de militarizar una de las poblaciones más peligrosas, genera un círculo virtuoso de relaciones de colaboración y de compromiso con el bien común.