Desprenderse de toda una vida en el colegio para iniciar una nueva etapa en la universidad es, sin duda, una de las crisis a las que nos enfrentamos todos los primíparos; para muchos esta transición es, además, la puerta de la adultez pues implica alejarnos de nuestras familias, ciudades y costumbres. Entrar a la universidad requiere de responsabilidad, autonomía, madurez, paciencia, perseverancia y de la capacidad de adaptarse y sobrellevar el nuevo ritmo académico y emocional. Para muchos no es nada fácil enfrentarse a las exigencias de las instituciones, las ciudades o las culturas: 42% de los universitarios en el país deserta por esta y por otras razones, según el último informe del Banco Mundial. Entendiendo los enormes retos a los que nos enfrentamos en cuanto a educación superior, es de vital importancia reunir a estudiantes de educación superior en torno al aprendizaje de estrategias, hábitos y habilidades que nos permitan adaptarnos de forma plena a la vida universitaria.