Nuestras calles ya cuentan con un alumbrado público, a una altura y distancia definida, pero ¿es realmente de utilidad? En mi barrio en primavera y verano la oscuridad se toma las calles, las hojas de los arboles o sus troncos cubren el alumbrado público, los altibajos de las veredas son difíciles de identificar, es fácil pisar algún perro o sus huellas y sobre todo para un niño, una mujer o un anciano, la seguridad no está exactamente en la oscuridad.
Mi idea es agregar inteligencia a este alumbrado público, ajustar alturas, distancias, cobertura, dirección, jugar con todas las variables que se pueda aplicar a una fuente de luz. Con la ayuda de estudiantes de carreras afines se puede comenzar a trabajar en los sectores de mayor tránsito de personas, creo que las calles cercana a paraderos, parques, estaciones de metro, barrios universitarios, sectores rurales, en todos los lugares en donde el crecimiento de los arboles obstaculizo la proyección de la luz.